Por JUAN GARCÍA CASELLES / Al parecer, el PIB español (Producto Interior Bruto, que es lo que producimos entre todos los que vivimos en España), es alrededor de un billón ciento trece mil millones (1.113.000.000.000) de euros, que son el equivalente al cambio actual (1,30 dólares por euro) de 1.447. 000.000.000 dólares, resultado de promediar las estimaciones del FMI, del Banco Mundial y de la CIA, instituciones a las que nadie, en este terreno, podría acusar de tendenciosas. Ved el enlace: Anexo: Países por PIB
Si tenemos en cuenta que en los presupuestos de Rajoy para el 2.013 los ingresos del Estado son de 271.446,46 millones de euros, sabremos que los ingresos (entre los que no todo son tributos) representan algo menos del 25% del PIB. Es verdad que no están incluidos los impuestos y tasas de autonomías y ayuntamientos, pero
aunque éstos fueran del 5%, o del 6%, del PIB, aún nos quedamos muy lejos del 40% del PIB, que es lo que Alemania recauda por impuestos, o del 52% de Suecia, por poner dos ejemplos de países gobernados por la derecha que suelen presentarnos como modelos a seguir, según para qué cosas.

Decía ayer El País que la subida de las pensiones para recuperar el IPC costaría 5.000 millones de euros, como si ésta fuera una cifra astronómica, pero la realidad es que es menos de 4.5 por mil del PIB. Para aquellos a los que las cifras les aturden, es algo así como gastarse cuatro euros con cincuenta céntimos para alguien que gana mil euros. Los recortes en Sanidad y Educación representan menos del uno por ciento, y así sucesivamente.

Es cierto que para el currante y otra gente de a pié, estas cifras resultan desorbitantes y pueden incluso marear, pero eso es porque las comparan con sus míseros salarios. Pero con lo que hay que comparar las cifras no es con el salario mínimo, sino con la riqueza real de un país que está entre los trece más ricos del mundo, se mire como se mire.

Tal y como dicen los entendidos, bastaría con que se redujese a la mitad el fraude fiscal para que no hubiese necesidad de ningún recorte, pero ya lo decía la señora Salgado, que en este país de los ricos no se puede sacar más, cosa con que parecen coincidir nuestros acongojados gobernantes, que hacen lo que hacen porque no tienen más remedio, o sea, que no mandan, sino que obedecen. ¿A quién? Naturalmente, no a Alemania, ni a la Merkel, sino a los mercados, o sea, a los ricos de verdad.

Y la pregunta es, si en Alemania sí que se les puede sacar más dinero a los ricos ¿por qué aquí no?

De paso, ¿se atrevería Rubalcaba? Y es que la sedicente izquierda tiene que aclararse sobre si está con los pobres o con los ricos, porque con todos al mismo tiempo ya está claro que no puede ser (ya sabéis aquello de Dios y el dinero), porque es de ahí de donde nacen los descalabros de la socialdemocracia.