Domingo 19 mayo de 2019 (V Pascua) / Hechos 14, 21b-27; Salmo 144; Apocalipsis 21, 1-5a; Juan 13, 31-33a.34-35.

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Por JOSÉ LUIS BLEDA / Pasamos la mitad de la Pascua, también del mes de mayo, en Algezares ya tenemos a la Fuensanta en el Santuario, y este domingo harán su primera comunión 9 niños, el último grupo del año, ya solo nos quedan las confirmaciones previstas para el 31 de mayo. Una semana especial, que se iniciaba con el anuncio oficial de mi próxima marcha a Honduras, un anuncio que me ha llenado de ilusión y de esperanza, al tiempo de cierta tristeza por lo que se deja, aunque es mucho más lo que perdurara y seguirá, como la amistad y el amor que Algezares me ha mostrado y me sigue mostrando.

Precisamente el Evangelio de este domingo nos presenta la clave para poder entenderlo todo: el mensaje del Evangelio, la Buena Nueva, la Pasión y Vida de Jesucristo, y, sobre todo su Resurrección: el Amor. El legado de Jesús a los suyos no es otro que el Amor, por eso ese es el mandamiento del Señor: amaos unos a otros, y amarnos como Él nos ha amado, nos ama. Pero el Evangelio se inicia con la marcha de Judas: “cuando salió Judas…” No veo aquí a Judas como un traidor, ni como que el evangelista Juan quiera presentarlo como alguien inferior, más pecador o peor persona que el resto de los apóstoles, sino simplemente como prototipo del que esta por interés, por conveniencia, porque es políticamente correcto,… ¿Por qué traiciono Judas a Jesús? ¿Por qué seguía Judas a Jesús? ¿Por qué hay cristianos que creen que lo mejor para la Iglesia es votar a quiénes hablan de cárcel, castigo, expulsión, ejército, enemigos, amenazas,..? Para vivir en el Amor hay que dejar el interés personal, el primero yo, primero nosotros, lo nuestro, y lo que me conviene a un lado, y mirar, pensar, amar a la persona, al ser humano, al que se tiene enfrente o al lado, sentir con él, sentir sus miedos, sus debilidades, su frío y su calor, sentirlo como propios, conocerlo. Si en vez de a la persona, al ser humano, lo primero es un ideal, una idea o una ideología, una patria, una cultura,…, al final, como Judas, podemos acabar traicionando y entregando a la muerte a la persona, al ser humano que nos ama, y al que admiramos y amamos, pero no responde a mis ideales, intereses, metas.

 

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Amar, amar como Jesús, eso es lo que lleva a los apóstoles como Pablo y Bernabé a ir de un sitio para otro, a conocer, entregarse, darse a la gente y luego partir hacia otra ciudad, otra gente. Desde luego que no soy Pablo ni Bernabé, pero os puedo asegurar que lo que me motivó a dejar La Manga, Cabo de Palos, Los Belones y Roche para ir a Bolivia fue mi manera de entender el amor, el amor que nos presenta Jesús, el Evangelio, así por eso también dejé Bolivia, Cartagena, Roma, Valentín, Jumilla y ahora Algezares, por amor, pero no solo por amor a lo desconocido, a los otros, a los que están por conocer y servir, sino también por amor a vosotros, a los ya conocidos, a los que he servido, a los que me han servido y me aman. No es que no quiera a mis padres, a mi familia, a mis feligreses, a mi gente, sino porque la quiero por eso me veo impulsado a dejarlos crecer, a ser ellos, a no limitarme en un espacio y una relación, sino a abrirme, a superar límites, a no esperar la muerte sino lanzarme a la vida, a ampliar relaciones, amistades, servicios, a crecer en el amor y en un amor universal como el de Jesús y Jesús Resucitado.

Este amor, esta nueva manera de entender el amor es lo que hace que todas las cosas se nos presenten como nuevas: hacer nuevas todas las cosas, vivir la novedad del Evangelio, un Evangelio que no envejece, que es siempre joven, leeros sino la exhortación Vive Cristo, que ya recomendé el pasado domingo, releer el Apocalipsis, la Jerusalén vieja, antigua, el mundo viejo y antiguo, se renuevan, en la nueva Jerusalén Dios puede habitar entre su pueblo, sin que los suyos lo rechacen y crucifiquen, en el nuevo mundo ya no habrá muerte, ni llanto, ni dolor,…

 

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Necesito, es algo que forma parte de mi manera de seguir a Cristo, salir, ir a otro lugar, empezar de nuevo, con otras gentes, anunciar lo de siempre y vivir lo de siempre, con otros, y hacerlo de otro modo, hacerlo nuevo, así como dejar que allí donde he estado también puedan crecer, hacer lo mismo pero hacerlo nuevo, y este ir a la misión, en este caso a Honduras, tras cinco cursos en Algezares, creo que es algo que nos puede permitir a la parroquia y a mí profundizar en esta experiencia de novedad y rejuvenecimiento, en un crecer en el amor.

Desde aquí, desde lo dicho, terminar mi reflexión uniéndome a la respuesta del salmo e invitándoos a uniros a ella: Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.