Por JOAQUÍN SÁNCHEZ SÁNCHEZ / “Esta última semana había sido un acelerado deambular de grandes y pequeños entre festivales, teatros, bailes, concursos y discursos. La actividad que había congregado con unanimidad a alumnos, padres y docentes había sido una Solidaria Carrera que por estas fechas se ha hecho costumbre en los días de diciembre; deporte y disfrute para todos, y una ayuda monetaria para los niños -los de Níger este año- que, dentro de un sobre anónimo, depositaba un día antes cada uno de los participantes.

Todos los niños habían abandonado el aula ahuyentados por la estruendosa voz de la sirena. Todos menos una niña, que se acercó a la mesa:

-Maestro… quiero ayudar a los de Níger pero no puedo echar nada.

El maestro en cuestión sacó diez euros del bolsillo y le dijo: aquí tienes tu aportación. La niña guardó de nuevo el sobre, giró sobre sus pies y se despidió.

Dos días después, a las 13´00 h, el poderoso dedo del conserje despertaba por última vez este año la ronquera de la sirena, ordenando un tiempo muerto en el hervidero de juegos y palabras de esta escuela.

-Maestro, ¿Puedo hablar con usted?

-Un momento, pequeña… descargo estas carpetas… y ya está. Bien, tú dirás.

-Que tengo que decirle algo.

-Para eso has venido y para eso estoy esperando.

-Es que no hice lo que debí.

-Explícate.

-Metí cinco euros en el sobre y los otros cinco me los quedé, mi madre compró leche para mis dos hermanos y para mí.”

(Relato de Pascual, un gran maestro. No es un cuento es un hecho real)

 

“Estamos sufriendo de ver cómo llegan niños con diarreas a urgencias porque los padres no pueden comprar la leche maternizada que necesitan, le dan de cartón y la más barata. Es durísimo ver esto y no poder hacer nada.” (Un médico)

“A mi padre lo estamos cuidando mal porque le han recortado la dependencia, le deben meses de atrasos, tiene que pagar medicinas y más cosas, y nosotros estamos en paro. No podemos encender ni siquiera la calefacción porque la luz está por las nubes. Está mal atendido y como está durando tanto…¡No quiero decir que se muera, Por Dios! Es que no podemos más.” (Una hija desesperada)

Estos relatos los vemos y escuchamos en el día a día, y un sinfín de situaciones donde el sufrimiento de la gente refleja que están viviendo una pesadilla no como un  sueño, sino como una realidad insoportable. Ante esto hemos visto los discursos navideños del monarca Juan Carlos, del presidente del Gobierno Rajoy y del  presidente del Gobierno regional Ramón Luis Várcárcel, donde nos anuncia más pobreza y a cambio nos piden comprensión y solidaridad. Nos piden que aceptemos que los niños vayan a las urgencias con diarreas y no nos inmutemos, piden que sean solidarios a aquellos que no tienen nada y esto lo dicen al lado de un belén, donde nace el niño Jesús que es Buena Noticia para los pobres. ¡Serán fariseos e hipócritas! Juan Carlos, Rajoy, Valcárcel, ¿por qué no vivís vosotros con 400 €, os pagáis los gastos de cada día y ya nos contáis? ¿Por qué en vez de dirigíos a los ciudadanos nos le dijisteis a los banqueros, financieros, grandes fortunas que son unos usureros y que debe repartir lo que han robado al pueblo? No lo hacen porque piensan que siendo sumisos a los que tienen los grandes capitales y fortunas van a participar del reparto de la tarta, y, por tanto, están al dictado de sus decisiones.

Por eso, les pido a los Magos de Oriente, que no me traigan nada, de verdad, sino que se lleven a esta gente que causa tanto sufrimiento para que lo descubran, como en el Cuento de Navidad, y reparen el daño. Creo en la conversión personal, aunque hay un amigo que me dice pedazo de ingenuo.

También pido a los Magos de Oriente que se lleven a los que son cómplices, religiosos, sindicalistas, trabajadores, empleados públicos, militares, fuerzas de orden público… para que se den cuenta de lo que significa la complicidad con la injusticia.

Mientras tanto, los ciudadanos vamos a seguir entretejiendo redes de cariño, amistad y solidaridad y esto lo vivenciamos cada día con esperanza. Sí se puede.