Antes que Dios fuera Dios
y los peñascos, peñascos,
los Quirós eran Quirós
y los Velascos, Velascos

Por JUAN GARCÍA CASELLES / Pues eso digo yo, que con una derecha tan brutal y montaraz como tradicionalmente lo es la española, solo les faltaba su actual “legitimidad democrática” (o eso dicen) para lanzarse a hacer el bestia sin contemplaciones. Y como parte de la respuesta a tanta barbarie han aparecido los escraches.

Los tales se han puesto de moda, por una parte, porque el invento argentino es un sistema novedoso en nuestras tierras, pero sobre todo y fundamentalmente, porque le horrorizan a la sacrosanta derecha, partidaria de la violencia verbal y también de la física para imponer sus criterios en cualquier materia, especialmente en lo que ellos llaman seguridad ciudadana y cuyo fin es callar las voces de los que protestan por cualquier cosa, por muy razonable que la protesta sea, pero no son tan partidarios de que esa violencia, aunque solo sea verbal, se ejerza contra ellos. Pero es precisamente lo mucho que les molesta lo que le pone la sal al asunto y los hace populares a más no poder.

Es verdad de que eso de que le achuchen a uno no tiene ninguna gracia. Pero tampoco la tiene eso de que te desahucien, te quiten la sanidad, te manden al paro por un quítame allá esas pajas, que te impidan la educación de los hijos y tantas otras fechorías como está haciendo este gobierno de nuestros pecados, solo que ellos achuchan con sus manos limpias, porque para eso tienen jueces, abogados, policías, tanques y pistolas, que no me diréis que eso no es utilizar la violencia de la que el pobrecito González Pons se quejaba amargamente.

Bien, es un fenómeno destacado de nuestra actualidad. Pero ¿por qué los escraches en materia de desahucio y no en materia del paro, o de la educación, de la sanidad, de la dependencia, de las minusvalías, de las pensiones, de los impuestos, etc., etc.? ¿Por qué de todos los movimientos de la protesta ciudadana el de más fuerza es la Plataforma de Afectados por la Hipoteca?

¿Qué tiene la pérdida de la propiedad que hace que la gente reaccione con muchísima más fuerza que ante la pérdida del puesto de trabajo?

Seguramente es la consecuencia del poderoso impulso del desarrollo económico capitalista es España, que ha durado desde 1.960 hasta 2.008 con la sola interrupción de la crisis del 73 y que ha transformado enormemente la sociedad española.

Por lo que se ve, hoy ya no somos una sociedad de proletarios, sino una sociedad de propietarios. Y así nos va.