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Por JOAQUÍN SÁNCHEZ SÁNCHEZ / Creía que vivía en un país llamado España y ahora dicen que formo parte de una marca. No sé si soy zapato, vehículo, prenda de vestir, ropa interior o que sé yo. Creía que vivía en un territorio con gente, gente buena en su inmensa mayoría y también con gente mala, pocos pero son los que gobiernan y los que gobiernan a la sombra. Mala gente y estos son los que precisamente dicen que existe la marca “España”, sustituyendo nuestro territorio y haciendo desaparecer a nuestra gente, en función de un producto cuyo objetivo es vender.

Si España es una marca, lo primero que hay que afirmar es que España está en venta y deberemos identificar a los compradores y a los vendedores para aclarar este lío, que no es tal, como veremos a continuación.

¿Quiénes son los vendedores? Precisamente los que presumen de ser español, español, español. Para mayor tristeza los que han acuñado este término han sido nuestros gobernantes, convirtiendo nuestro país en una mercancía para venderla al mejor postor. En esto tenemos la colaboración necesaria los banqueros y grandes fortunas junto a las grandes empresas, sobre todo la del IBEX-35. España se convierte en un mero producto que hay que abaratar para que se compre. El otro día el Príncipe Felipe hablaba de que no podíamos inquietar a los inversores. Se ha apuntado a los vendedores.

¿A quiénes se vende España? A los inversores que se refería Felipe, a los especuladores, a los financieros, a las grandes multinacionales, a las mafias chinas y rusas y a los turistas. Gente que ha convertido el mundo en un puro negocio, donde prima el obtener cada vez más ganancias y en manos de unos pocos. La concentración de la riqueza es brutal y la  expansión de la pobreza, la miseria y la precariedad es terrible. No resulta extraño que se esté dispuesto a dar la nacionalidad española a aquel que compre una vivienda por un millón de euros. A nuestra gente se le desahucia y en cambio a los que vengan con pasta son recibidos con honores.

¿Qué se vende cuando se dice la marca España? Un país donde la gente es muy competitiva y productiva, es decir, trabaja muchas horas y tiene un sueldo de miseria que no le da para vivir. Un país donde los recursos se destinan a pagar la deuda entre banqueros, en este caso a los banqueros alemanes, recortando los derechos sociales y laborales. Cuanto menos Estado de Derecho más se vende la marca. Un país donde se reducen o se eliminan prestaciones sociales. Un país donde se pone todo a disposición del mercado como puedan ser la sanidad y la educación. Todo se convierte en mercancía y negocio. Un país donde los mayores no tengan cobertura, porque su existencia ya no es productiva. Todo el dinero para la banca.

Han puesto a España en venta y para ello es necesario que no haya conflictividad social. No es de extrañar que cuando se anuncia una huelga general siempre se dice que eso crea mala imagen a nuestro país. Es triste ver que si los niños pasan hambre o los mayores no están atendidos eso no crea mala imagen, en cambio si se paga una deuda ilegítima como es la deuda bancaria a costa del sufrimiento de nuestra población eso sí que es buena imagen y por tanto beneficia a la marca España. La sumisión, la indiferencia, las obediencia, la mentalidad del no se puede o la del cabreo que no lleva a nada más se convierte en una necesidad fundamental para vender a nuestra país. Las protestas sociales van en contra de la marca España.

Llamativo es la corrupción en la medida que nos podemos preguntar si beneficia o no beneficia a nuestra imagen. Cuando fue imputada la infanta Cristina se decía que dañaba nuestra marca y no más lejos de la realidad. Cuando más corrupción o posibilidad de ella más negocios sucios que conllevan más beneficios, porque no hay que declarar nada y permitir conseguir concursos públicos amañados. Cuando más corrupción mejor para la marca España, porque permite atraer gente sin ética ni moral, y si no que nos los digan a los murcianos. Somos de los países más corruptos dentro de nuestro entorno europeo. Cuando más corruptos más inversores y especuladores.

En todo este proceso de venta, las personas no pintamos nada, sólo mano de obra barata y con derechos laborales bajo mínimos. Estamos siendo un país donde los propios españoles y españolas nos vamos a sentir extranjeros, gobernados por muy mala gente que están en Berlín, Bruselas y en las bolsas. Todo esto ocurre ya.

Para mi España no es una marca, aunque se utilice los triunfos en deportes, es un territorio donde vivimos gente que precisamente quiere vivir y vivir en paz, donde no nos veamos amenazados por el paro, la precariedad y los recortes sociales, por eso, España no está en venta, sino en lucha.