La mentira y la manipulación es consustancial a la delincuencia y a la corrupción

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Por JOAQUÍN SÁNCHEZ / Alguien me podría decir que tal vez sería mejor ‘los gobernantes delincuentes’ y explico por qué pongo delincuentes gobernantes: muchas personas que llegan al poder ya son delincuentes, porque lo han hecho a través de mecanismos que nada tienen que ver con la ley ni con la ética. Esto ha sido una práctica tan extendida e impune que algunos ya no pueden ocultarla. El caso Bárcenas es de libro, una bofetada en toda regla a la honestidad. Mariano Rajoy y sus muchachos y muchachas son unos presuntos delincuentes que han llegado al poder.

Hay más honestidad en las cárceles que en la vida política. Creo que hace un tiempo había gobernantes que se hicieron delincuentes; ahora estamos en un tiempo donde hay delincuentes de cuello blanco que se hacen gobernantes. Empiezo a entender algunas actitudes de gobernantes que están en Berlín, en Bruselas, en el Fondo Monetario Internacional, en la ONU y en gobiernos, entre ellos, el nuestro.

De hecho, muchos gobernantes tienen causas pendientes con la Justicia y en otros hay más que evidencias de sus actuaciones fraudulentas e inmorales. Evidentemente, los delincuentes gobernantes tienen grandes recursos para sus defensas, además de influencia, y ejercen una gran presión en la judicatura para que todo se quede en nada con el paso del tiempo. Pero hay algo que no podrán evitar y es que la ciudadanía saque sus propias conclusiones: estamos en manos de gente corrupta, porque la corrupción forma parte del capitalismo.

Dice Luis de Guindos que el caso Bárcenas no ha tenido reflejo en la Bolsa y en la prima de riesgo. Es lógico, porque en la Bolsa no se castiga la corrupción, sino la honestidad. En la Bolsa se recompensa la injusticia y los recortes sociales que llevan al paro, a la miseria y al hambre y se castigan las acciones de justicia y las acciones derivadas de los Derechos Humanos. El capitalismo es un sistema criminal, delincuente y corrupto. Mientras, los obispos dicen que el principal problema es el secularismo; está claro que no sufren la miseria ni escuchan a los empobrecidos.

Si yo voy a una tienda y tienen trucado el peso, todos diremos que eso es inmoral y delictivo. Si yo voto a un partido político que tiene trucado su programa electoral, eso es inmoral y un delito, sea legal o no. Rajoy dice que va a seguir gobernando y aplicando su política porque es un mandato de los españoles. Muchos españoles, cuando lo votaron, no lo hicieron a favor de estas medidas, sino de otras que venían en el programa electoral y que habían anunciado por activa y pasiva en los mítines, y han sido engañados, estafados, incluso muchos de estos votantes están sufriendo el paro, la precariedad y los recortes sociales. La mentira y la manipulación es consustancial a la delincuencia y a la corrupción.

Siguiendo en esta línea, los grandes empresarios, reunidos en el Consejo Empresarial de la Competitividad, han pedido a Rajoy estabilidad política y que siga con sus reformas, que va por el buen camino. No han dicho nada de la ética, de la legalidad, de los actos delictivos. Conclusión, triste conclusión: sólo importa los negocios, porque muchos de esos empresarios han dado donativos importantes, en este caso al PP, a cambio de obras faraónicas que posiblemente costarían menos si no hubiera habido trato de favor. En contestación, Rajoy ha dicho que va a seguir con su plan de reformas, aunque sean impopulares y afecte a sectores sensibles como la educación y la sanidad. Y, como los delincuentes no tienen ética ni escrúpulos, dice el presunto delincuente Rajoy que estas reformas son necesarias e irrenunciables.Evidentemente, para seguir favoreciendo a otros delincuentes empresariales en contra de la ciudadanía.

Un ejemplo de esta realidad angustiosa y asquerosa: el yey Juan Carlos ha viajado a Marruecos a visitar al rey de aquel país, que es un dictador y no cumple las resoluciones de la ONU sobre el Sáhara; el monarca español se ha llevado a unos veinticinco empresarios en este viaje y en su avión. ¿Por qué no se lleva a sindicalistas, miembros de ONGs o defensores de los Derechos Humanos? Al final, nos encontramos en el mismo sitio, todo son negocios, beneficios y lucro. En base a esto se articula la corrupción y la delincuencia a este nivel de enriquecidos.

No es de extrañar que todos estos delincuentes gobernantes no les importe nada el sufrimiento de su gente, de su pueblo, que sean indiferentes a las miles de manifestaciones en contra de un sistema que empobrece y deja a mucha gente a una existencia sin ninguna esperanza.

Necesitamos políticos honestos, sinceros, que trabajen por la gente y su bienestar, que entiendan la política como un servicio. Esperemos que lleguen pronto estos políticos, porque de momentos tenemos delincuentes políticos. ¡Qué tristeza de mundo!