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Por JUAN GARCÍA CASELLES / Obama, la Merkel, los occidentales todos y la cohorte entera de los medios infinitos de entonamiento de masas proclaman al unísono la astucia y la malicia de nuevo demonio llamado Putin, que pretende apropiarse de Crimea por el procedimiento ilegal y anticonstitucional de un falaz acuerdo de un parlamento coaccionado por gentes armadas.

Hasta parece que tienen razón, si no fuera porque eso es exactamente lo que se ha producido en Kiev para volcar a Ucrania hacia el amoroso regazo de la Europa rica, democrática y supercapitalista. O sea, que la acusación a Putin es aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.

La cosa es tan chunga que hasta gente que se dice de izquierdas y solidaria se pone hecha un basilisco contra el Putin por aquello de que Europa carece de poder suficiente como para hacer entrar en razón al nuevo Atila y prefiere ignorar todas las guarrerías, presiones y coacciones a que sometieron al Yanukovich.

Al mismo tiempo ignoran, o hacen como que ignoran, que ante las amenazas de Obama de aplicar a Rusia sanciones económicas replicó Putin amenazando con incautarse de algunas empresas extranjeras, de lo que se deduce que alguna llamada debió resonar en la Casa Blanca para que al día siguiente Obama y sus subordinados europeos decidieran dejar la cosa en manejos diplomáticos, o sea, en nada. Eso sin contar con que Rusia tiene bombas atómicas y misiles, que no es asunto baladí.

Es que, al parecer, la política, como la economía, no tiene ninguna relación con la ética. Y es verdad, porque el poder, tanto si es económico como si es político, se basa en la imposición del fuerte sobre el débil. Es cuestión de fuerza, que poco tiene que ver con la ética ni con la justicia, y todavía menos con la verdad.

Otrosí: Frente a la corrupción (al parecer) del gobierno de Navarra, los sociatas pretendían hacer una moción de censura que desbancara del poder a la Barcina para ir a unas elecciones anticipadas. Ante eso los peperos sacaron a relucir el amenazador dragón de Bildu y “El Mundo” sentenció que pactar con Bildu era contrario a la ética.

Nadie ha hablado de pacto, pero eso no importa. Acojonados el Rubalcaba y sus coadjutores, decidieron que no se tocara a la Barcina y los obedientes muchachotes navarros cumplieron con lo mandado porque lo que estaba en juego es que el aparente pacto con Bildu les perjudicaría en las próximas elecciones. Esto significa exactamente que el Psoe antepone el interés del propio partido (su propio bien) al interés general de atacar toda forma de corrupción, que es, según las últimas encuestas, una de las mayores preocupaciones de los españoles.

¡Pues vamos daos!