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Imagen tomada de www.elconfidencial.com

Por JUAN GARCÍA CASELLES / En el reciente debate del estado de la nación (que debe, la pobre, seguir esperando que alguien le diga cuál es su estado), nuestro presidente volvió a aquello suyo de la herencia recibida y a culpar al gobierno socialista de ser el causante de la crisis, lo cual es una tontería de bulto, como se verá.

En efecto, por muchos que sean los poderes de Zapatero y su gobierno, es evidente que no son tantos como para provocar una crisis que afectó, así, por orden, a Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Brasil, India, Rusia y el resto del mundo todo. Si tales poderes existieran, convendría que quedara un buen registro del evento con el fin de adjuntarlo como el mayor de los milagros cuando se inicie el proceso de beatificación de Zapatero.

Pero, como cualquiera puede entender, tal milagro no existió, así que lo que dice Rajoy es un solemne tontería o revela una profunda ignorancia en materia económica, lo que estaría en contradicción con el mucho saber de un personaje que, si por algo se caracteriza, es por presumir de estar en posesión de la verdad, de todas las verdades, e ir dando lecciones a todo quisque, al que no duda en tratar con un mal disimulado desprecio.

Así que el Sánchez tuvo en su mano el ponerle en la disyuntiva de tener que elegir entre ser mentiroso o ser ignorante de los de campeonato. Pero, al igual en otras ocasiones hizo Zapatero, se limitó a no darse por enterado.

¿Y por qué? Pues no lo sé, porque no estoy en la cabeza de tan ilustres señores, pero me huelo que la cosa está en que deben elegir entre dos males posibles. Uno, admitir, como de hecho hacen con su silencio, que no son buenos gobernantes y apechar con el asunto esgrimiendo que los peperos son peores y más crueles. Y, otro, reconocer que, cuando llegan al gobierno, como son socialdemócratas convencidos y, por ende, respetuosos con el capitalismo, no pueden tomar decisiones que vayan en contra de los amos del cotarro, o sea, del gran capital, como se vio, muy
claramente, cuando los mercados le pusieron cerco al gobierno sociata al final de la crisis, cuando ya prácticamente estaba terminando y en España estaba empezando la recuperación, los famosos brotes verdes.

En todas las crisis del capitalismo en los dos últimos siglos, sin excepción, ha salido ganando la burguesía, pero dada la debilidad estructural de la izquierda en Europa, el capital creyó, con razón, que podría obtener aún unos mejores resultados, y de ahí vino aquello del peligro de hundimiento del euro (que ya se ha visto que era una majadería), lo del exceso de la deuda pública (que ya hemos visto que aumenta y no pasa nada) y lo de déficit fiscal (que lleva existiendo más de un siglo sin que el mundo se haya hundido).

Así que, como los sociatas no quieren reconocer públicamente que son unos fieles servidores del sistema, permiten que una persona con más agujeros morales que un colador les ponga a caer de un burro. Es verdad que afirman que desde el gobierno pueden controlar los excesos del capitalismo, pero, en realidad, solo les dejan hacer alguna cosilla como lo de los homosexuales y lo del aborto. Eso sí, en materia económica, aparte de la seguridad social (que ha resultado ser muy útil para el sistema porque permite mitigar los efectos destructivos de las crisis), ya se ha visto, poco y pidiendo perdón.

En cambio, la derecha en esto no tiene problema, porque su ideario es bien conocido: obedecer ciegamente al jefe. Y así lo hizo Rajoy. En todo caso, ya es hora de que nos digan la verdad, las verdades y que, unos y otros, éstos y los que vienen, nos traten como adultos y no como mamoncillos de teta.