Joaquín Sánchez, a la izquierda, junto a José Antonio Vives, durante el Encuentro celebrado en Bolivia.

Joaquín Sánchez, a la izquierda, junto a José Antonio Vives, durante el Encuentro celebrado en Bolivia.

Por JOAQUÍN SÁNCHEZ SÁNCHEZ / Desde que tuvimos conocimiento de este encuentro y fuimos de nuevo invitados el colectivo «En el Nombre de Dios Basta Ya de desahuciar a las familias. La persona es lo primero« sentimos una gran emoción por los profundos recuerdos del primer encuentro en Roma y por la responsabilidad que supone participar en un evento de esta naturaleza, donde vamos hacer un diagnóstico y propuestas de lucha social desde esas cuestiones tan vitales como son el trabajo digno, la tierra y el techo, añadiendo en este encuentro también la ecología y la dignidad de los pueblos.

Es un encuentro que ya necesita de la solidaridad de gente desde el principio para hacer frente a los gastos del viaje, no hay que olvidar que se ha celebrado en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, y gracias a esta solidaridad pudimos participar. No nos subvencionan los bancos, las administraciones, las empresas…porque con sus recursos compran todo y a todos los que puedan para que puedan seguir destruyendo la vida humana y el planeta. Los movimientos populares luchan por la justicia global desde la libertad.

La llegada fue un reencuentro con aquellos que participamos en Roma, sabiendo que está vez todo era distinto porque aquí íbamos a participar unas 1500 personas y eso exigía una nueva organización. Ese reencuentro estuvo lleno de amistad, ternura y cariño, comentando en conversaciones informales cómo seguía la situación en nuestros diversos países, coincidiendo la ferocidad y la crueldad de los capitalistas y la lucha de una gente que no se resigna a vivir sin dignidad, a hacer vida de La Declaración de los Derechos Humanos. Se trata de convertir esas palabras en lucha desde las propias palabras, los gestos cotidianos y la vida, una vida que se expone a las represalias, que en algunos casos es cárcel, desapariciones y muerte.

En el primer día el encuentro tuvo esa expresión de verse unas 1500 personas con sus símbolos, sus lemas, sus vivencias, sus miedos, sus esperanzas, sus fracasos, sus conquistas sociales, con los cánticos, con los bailes, con los lemas gritados por todos como un grito que quería llegar a todos los rincones del mundo, para romper el cerco informativo de este evento y centrarlo todo en la visita del Papa Francisco, pero más en el aspecto comercial y en el espectáculo. Fue el comienzopara seguir construyendo ese mundo posible, necesario e imprescindible para la vida humana y del propio planeta. Hay que reseñar la presencia de grandes paneles con frases de Luis Espinal Camps, que se tuvo muy presente en todo el encuentro como una persona que supo encarnar hasta sus últimas consecuencias la lucha por la justicia, la libertad y la fraternidad.

Este encuentro se articulaba en tres talleres, trabajo, tierra y techo con diversos panelistas (participantes), que expusieron sus experiencias de luchas en estos tres campos, habiendo representantes de los diversos continentes. Llama la atención que los mecanismos de explotación y opresión de los capitalistas son los mismos y se canalizan a través de las multinacionales, allí se denominaba corporaciones. Los capitalistas compran las voluntades políticas para que privaticen los servicios básicos como pueda ser el agua, vendan la tierra a los grandes terratenientes, provocando los desalojos forzosos, y, sobre todo, se señaló el aumento considerable por parte de los estados de la criminalización de las protestas. Gente detenida por manifestarse y acusada de rebelión y terrorismo. Entiendo que la Ley Mordaza responde a esta ofensiva mundial por intentar acallar a la gente en su defensa de la dignidad.

Hay que hacer una mención especial a la cuestión del medio ambiente, valorándose la gran aportación que ha supuesto la Encíclica «Laudato SI», haciendo hincapié en los agrotóxicos, que están contribuyendo a la destrucción del planeta, a la privatización de las semillas con los transgénicos. Se dejó claro algo que es evidente y es que en la defensa del planeta está en juego la propia vida humana. Se hacía una pregunta ¿Cómo algo que nos jugamos el futuro de nuestra propia existencia no despierta una rebelión?

Al finalizar las exposiciones de los talleres se establecieron pequeñas comisiones para elaborar conclusiones y propuestas de compromisos, entre ellas la propia organización de los movimientos sociales, porque se subrayó la necesidad de la globalización de la justicia a través de los movimientos populares y su organización. Los avariciosos, los codiciosos, los ambiciosos, lo violentos están organizados y han tomado los organismos internacionales y han neutralizado a la ONU. Somos conscientes de que hay que organizarse socialmente. La revolución o se organiza o estamos abocados al fracaso.

Al final se consensuó un documento de todas las comisiones en un decálogo, que fue aprobado por unanimidad y entregado al Papa Francisco para hacerlo suyo y llevarlo a la ONU y al presidente Evo Morales. Un decálogo lleno de retos, ilusiones y esperanzas, terminando el documento con «Seguiremos trabajando para construir puentes entre los pueblo, que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la explotación». Quedó grabado en nuestro pensamiento y en nuestro corazón para que nuestras pies se ponga en camino y nuestras manos se pongan a trabajar por ello sin descanso.

El final fue el encuentro con el Papa Francisco, el cual expresó su agradecimiento a todos los movimientos populares fuera de la orientación que fuera por su entrega para generar una humanidad nueva. Francisco se mostró como siempre, cercano, tierno y revolucionario, porque insiste que el cambio social no se puede dar si no cambiamos nuestro corazón de una manera sincera y honesta. Fueron palabras de un profeta que intenta vivir lo que dice, que intenta ser coherente, de ahí su gran credibilidad, no es un discurso vacío, diplomático o para la galería, son palabras con vida, desde la vida y para la vida, pero una vida con trabajo, tierra, techo, cuidado de la madre naturaleza y dignidad.

Quisiera terminar está crónica con las propias palabras de Francisco: «Digamos juntos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez».
Desde los movimientos populares decimos que no es cierto que no se pueda hacer nada, porque queda mucho por hacer y transformar. Queremos vivir desde dos verbos, amar y luchar, porque la vida nos importa.