Intervención de Charo Castelló en la Cumbre Mundial de Alcaldes con el Vaticano sobre “Esclavitud moderna y cambio climático”, en representación del Comité organizador del Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa. Castelló es copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) y militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).

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Estimados Alcaldes y público presente.

Desde el Comité Organizador del Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) que recientemente reunió al Papa con miles de organizaciones de 40 países, queremos hacer llegar una serie de propuestas para construir ciudades integradas contierra, techo y trabajo para todos.

Hoy en cada urbe dos ciudades coexisten… pero no conviven. Una ciudad aplasta a la otra. Los descartados del mercado, los expulsados del campo, los desalojados de su hogar, los sin tierra, sin techo y sin trabajo, somos arrojados a las periferias como desechos humanos, a merced de las peores formas de precariedad y explotación.

En ese contexto de alta vulnerabilidad que afecta a 2.000 millones de personas, la moderna esclavitud se expande en forma escandalosa. Se trata de un negocio donde los muertos y explotados los ponemos los pobres pero el dinero se acumula en bancos del norte.

La respuesta de los Estados suele ser reduccionista. En ocasiones se persigue cruelmente a los migrantes incluso so pretexto de protegerlos. El muro entre EEUU y México, los náufragos del Mediterráneo o la violencia contra trabajadores informales son ejemplos de una hipocresía criminal que debe cesar. La moderna esclavitud no es un problema meramente policial sino la consecuencia de un sistema excluyente. Para frenar este crimen aberrante no se necesita gastar más en patrulleros ni cámaras de seguridad. Muchas veces, las policías y el poder son parte de las estructuras criminales que operan este negocio sangriento.

Para cambiar estas realidades destructoras, además de juzgar a sus verdaderos responsables, hay que escuchar a los pueblos que se organizan y luchan por su dignidad. Hay que darles poder a los pobres. Esclavitud y exclusión son dos caras de una moneda. ¡Hay esclavos porque hay excluidos!

Por eso, les solicitamos consideren 10 propuestas por una alternativa popular hacia nuevas ciudades sin esclavos ni excluidos:

1. Poder y participación al pueblo. El poder político debe escuchar el clamor de los pobres que, pese a ser mayoría, casi nunca acceden a cargos públicos. Los funcionarios, como indica el Papa, viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría”. Así, nuestras democracias suelen ser meramente formales. La participación de las organizativas populares es fundamental para revitalizarlas. Proponemos crear mecanismos permanentes de consulta y presupuesto participativo, consejos populares por cada sector (vivienda, trabajo, niñez, seguridad, etc.) y que se recurra formas de democracia directa en las grandes decisiones. La protesta es una expresión popular que debe ser reconocida como derecho y nunca reprimida. El Papa reconoce que el futuro de la humanidad está en gran medida en manos de los pobres organizados. Es hora de que los Estados también lo hagan.

2. Priorizar las periferias. El Papa indica que más allá de los discursos, los excluidos “a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último lugar”. Esto es particularmente evidente cuando se analizan los presupuestos municipales. La inclusión debe ser una prioridad política y presupuestaria. En ese sentido, es urgente invertir en las periferias, especialmente los asentamientos informales (slums) donde hoy vive un tercio de la humanidad. El Papa afirma “ni erradicación ni marginación: Hay que seguir en la línea de la integración urbana”. En ese sentido, hacemos nuestra su propuesta de que “todos los barrios tengan una infraestructura adecuada” y “seguridad en la tenencia”. Negar los servicios básicos y en particular el agua potable es un crimen cualquiera sea la situación legal del asentamiento. Proponemos que los Estados garanticen su regularización y promuevan millones de puestos de trabajo mediante cooperativas de vecinos en el marco del planeamiento urbano participativo para el desarrollo de infraestructura social, apertura de calles, colocación de luminarias, redes cloacales, desagües, provisión de agua, mejoramiento habitacional, mantenimiento de espacios verdes, limpieza de arroyos y construcción de espacios comunitarios.

3. Techo para todos. Es un escándalo que haya familias sin vivienda cuando hay tantas viviendas sin familias. Para garantizar el derecho al techo hay que frenar la especulación inmobiliaria en la que el mercado crea ganancias y no hogares. Los alquileres deben estar regulados para evitar el rentismo abusivo. No pueden permitirse desalojos a familias, menos sin brindarles una alternativa habitacional. Proponemos la creación de millones de puestos de trabajo mediante programas de autoconstrucción, la provisión de “lotes con servicios” y tierras de propiedad comunitaria, la reutilización de edificios abandonados para viviendas. Esto puede financiarse con impuestos a inmuebles ociosos. La falta de vivienda contribuye a la esclavitud porque al no tener un techo, el trabajador se ve obligado a ingresar en talleres “cama adentro”. ¡Ni una familia sin techo!

4. Hospitalidad con migrantes y refugiados. Pretender combatir la trata y adoptar una política de desprecio hacia los migrantes es un contrasentido y una gran hipocresía. Los traficantes de personas son en gran medida producto de la xenofobia institucional de algunos Estados. Las ciudades que pretendan erradicar el trabajo esclavo deben recibir hospitalariamente a los migrantes y refugiados, proveerles de documentación y darles oportunidades laborales en igualdad de derechos. Proponemos planes de regularización para todos los migrantes del planeta. Ninguna persona es ilegal. Ser migrante no es un crimen. Criminales son las causas que los obligaron a migrar.

5. Que el trasporte público no sea una tortura y llegue a todos. Prioricen el trasporte popular y ecológico es una tarea urgente. La utilización individualista del automóvil es contaminante y convierte la vida en las ciudades en un infierno. Lamentablemente, el trasporte público muchas veces es indigno y caro. Proponemospromover la utilización de ciclovias, fuertes inversiones en metro, trenes y otras formas de trasporte colectivo y la gratuidad del mismo para los trabajadores y los humildes, al menos tarifas sociales diferenciadas. El acceso al trasporte es importante para garantizar la libertad ambulatoria. El aislamiento engendra esclavitud.

6. Dignificar el sector informal. La persecución contra vendedores ambulantes, artistas callejeros, artesanos, feriantes, transportistas, recicladores urbanos, etc. atentan contra el derecho al trabajo y arrebatan a los pobres de sus medios de subsistencia. Hoy la economía popular da trabajo a 1.500 millones de excluidos aunque sin derechos laborales. El espacio público es su principal medio de producción: quitárselos es arrojarlos a la desesperanza y eso engendra violencia. La penalización de estas actividades solo favorece a organizaciones criminales porque terminan siendo gestores e intermediarios con las policías.Proponemos formas comunitarias de economía popular donde organizaciones y estado articulen propuestas integradoras para institucionalizar el sector con plenos derechos laborales y sindicales, subsidiados por los Estados si es necesario. También destacamos la importancia de que las fábricas quebradas sean “empresas recuperadas” por sus trabajadores. Los polos productivos populares son una alternativa contra el trabajo esclavo. Los activos incautados en procesos judiciales deben ser socialmente reutilizados en ellos. Las compras públicas deben priorizar los emprendimientos autogestionados con trabajo digno.

7. Ecología integral y economía popular. Los cartoneros (wastepickers) reciclan millones de toneladas cada día en distintas ciudades. En muchas, sin embargo, son perseguidos. En otras, su lucha ha permitido la creación de programas que les brindan seguridad social, infraestructura adecuada, tecnología, trasporte y una remuneración.Proponemos multiplicar y profundizar esas políticas inclusivas. La gestión de los residuos no debe ser un “eco-negocio” sino una oportunidad para la inclusión de millones en la promoción ambiental y recuperación, reutilización y reciclado de residuos ¡Sin Cartoneros no hay Basura 0! Ellos demuestran que se debe escuchar que “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social”.

8. Integración campo-ciudad. En los municipios rurales, se debe favorecer la producción agroecológica, reafirmar interculturalmente los derechos de pueblos originarios y recordar como el Papa que la reforma agraria es “una obligación moral”. Los problemas de la ciudad nunca se resolverán si sigue la expulsión de los campesinos. Por cada desplazado rural hay un nuevo pobre urbano. Además, los alimentos que producimos pueden contribuir a una dieta sana para los niños de las ciudades. Proponemos que el Estado debe garantizar con redes de distribución y compras públicas que los alimentos sanos lleguen del campo a la ciudad sin intermediación parasitaria.

9. Cultura popular ecológica. El consumismo que se promueve en los grandes medios comerciales es una de las grandes causas de la crisis socioambiental. La cultura popular es enemiga del consumismo. Proponemos promover los medios de comunicación comunitarios: radios, televisión y revistas callejeras que no buscan la ganancia sino el compartir. También proponemos que todas las curriculas educativas tengan materias de agroecología y cada escuela una su huerta orgánica. Los espacios culturales comunitarios son muy importantes. Muchos se desarrollaron en edificios abandonados y hoy están en riesgo de desalojo. Los Estados deben protegerlos. También proponemos que el Espacio Público sea lugar para las manifestaciones artísticas.

10. Los únicos privilegiados deben ser niños y ancianos. Como señaló el Papa hablar de “niños en situación de calle” es un eufemismo criminal: ¡son niños abandonados! La falta de jardines maternales gratuitos en las periferias es un grave problema para las mujeres trabajadoras y una causa importante de trabajo infantil. Los jóvenes pobres, en vez de amados, son vistos como peligrosos y victimas de “gatillo fácil” en países pobres y ricos.Proponemos garantizar espacios comunitarios de contención y crear millones de puestos de trabajo para garantizar los cuidados que merecen nuestros niños y ancianos. ¡Ningún niño sin infancia, ningún joven sin oportunidades, ningún anciano sin una venerable vejez!

Estimados alcaldes. Tenemos muchas propuestas y experiencias valiosas construidas desde abajo. Este es un breve resumen. Todas ellas requieren vocación de servicio, coraje y compromiso presupuestario. Esperamos las analicen. Recureden: ¡Sin exclusión no hay trata!  Les dejamos también nuestra Carta de Santa Cruz y el Discurso del Papa Francisco ante los Movimientos Populares. Gracias.