REAL-MADRID-REFUGIADOS-AGENCIASPor JUAN GARCÍA CASELLES / Según publica El País: “La UE reubicará finalmente a 120.000 refugiados propuestos por la Comisión Europea en dos años. Los Estados miembros acaban de aprobar por mayoría cualificada una controvertida decisión que ha necesitado largas horas de debate para quedar formalizada. Pese a los intentos de adoptar esta medida por consenso, Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumania han votado en contra. Finlandia, un país muy crítico con la mutualización de los problemas en Europa, se ha abstenido.” Nada se dice sobre qué consecuencias traería su incumplimiento.

Vale. Pero nos han roto las orejas a fuerza de repetir aquello de que la UE es un club con sus propias reglas y que todos los integrantes del club está obligados a cumplirlas. Naturalmente, se trataba del caso de Grecia, una nación endeudada hasta las cejas que pedía que su caso especial se tuviera en cuenta y que se le aplicaran normas excepcionales. Ni por esas… Se le aplicaron las reglas con un rigor casi sangrante.

Pero ahora salen Hungría y los otros pidiendo que a ellos no les apliquen las reglas y que se les permita aplicarlas a su voluntad y según les convenga. Y hete aquí que la indomable Merkel y sus secuaces conservadores se lo miran y remiran a ver qué solución dan al problema migratorio del asilo político, eso sí, sin contemplar lo del asilo por hambre, pero en cambio tienen en cuenta que pueden darse excepciones.

Algunos pensarán que hay que ver, que poder y fuerza debe tener Hungría para conseguir en un plis-plas lo que los de Syriza no consiguieron ni de coña.

Pues se equivocan, como suele suceder cuado los problemas internacionales se analizan desde la perspectiva de los estados y su política. No se trata de política, porque, como casi siempre, se trata de economía.

Lo que estaba en juego en el caso de Grecia eran los intereses de los acreedores, de la gran banca y sus propietarios, la gran burguesía mundial, o sea, de los más ricos del mundo, cuyos intereses representan a nivel político gentecilla tales como la Merkel, el Cameron, el Rajoy, el Hollande, el Obama, el Putin y demás.

Ahora, en cambio, lo que está en juego son los intereses de unos miles de sirios medio desharrapados y otros de varias nacionalidades y de la misma cuerda que les acompañan en su aventura de conquistar el paraíso.

Y la cosa es clara. Mientras los derechos de los ricos son intocables y necesitados de todo tipo de protección, los de los pobres pueden ser conculcados, aplazados, recortados, ignorados o despreciados porque el mayor interés de la patria
común europea así lo exige.

Por lo demás, nada nuevo. Lo mismo puede verse cualquier día en cualquier parte.