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Por JUAN GARCÍA CASELLES / Hace unos días, el Sr. Garzón salió advirtiendo al personal de la necesidad de evitar a un Trump español, cosa que parece sensata de y de buen entender. Pero quizá la advertencia llega un poco tarde, porque si tenemos ya a un Rajoy, ¿para qué necesitamos un Trump?

Que se sepa, Trump pertenece a la extrema derecha y a la luz de sus extremosas declaraciones, Hitler era un cándido infante comparado con este hombre, que presume de no pagar impuestos, que aprueba y alaba la tortura, que es machista a machamartillo, xenófobo en primer grado, nacionalista en grado extremo, prepotente, etc., etc.

Rajoy no dice tantas barbaridades (que el hombre se conoce que estudió en un colegio de pago), pero a su derecha no hay nadie en España, luego es la extrema derecha real y puesto a practicar le puede dar sopas con honda a Donald Trump. La mayoría de las cosas que promete Trump, Rajoy ya las tiene hechas. Él ya ha levantado y mejorado las vallas en Ceuta y Melilla, ha reducido la Sanidad Pública todo lo que ha podido, tiene unos CIES en funcionamiento para meter en prisión a cualquier emigrante que se descuide, ha conseguido que uno de cada tres niños españoles esté destinado a la marginación, ha puesto a España en lo más alto de la tabla que refleja los países más insolidarios de Europa, ha dejado casi a cero la ayuda internacional a los países pobres, ha mandado a la pobreza a una gran parte de la clase media, ha minimizado la investigación, ha perseguido a la cultura y está a punto de hacer desaparecer la danza, ha permitido que las farmacéuticas se enriquezcan sin tasa por la elevación de los precios de las medicinas necesarias que no entran en la seguridad social, ha reducido la ayuda a los parados, inventó el copago, mantiene las pensiones lo más bajas posibles, ha hundido la recaudación de la Seguridad Social a base de favorecer a los empresarios, a pesar de los recortes ha incumplido lo del déficit, ha precarizado todo ese empleo que dice que ha creado… Pero, eso sí, ha hecho más ricos a los ricos, que es lo que él dice que es un grandísimo triunfo económico al que no piensa renunciar.

Que este peligro público llegara el gobierno no pudo evitarse en las elecciones de 2011 (porque Zapatero hizo los suficientes méritos, eso sí, aconsejado por Felipe González y por el rey), pero sí en las de 2.014, solo que no se sabe por qué extraña regla, la izquierda a la que pertenece Garzón, junto con las otras izquierdas, se puso a hacer piruetas en vez de mandarlo a descansar a su querida Galicia.

Ahora ya es tarde y Rajoy ya nos ha aleccionado con aquello de que no solo hay que dejarle formar Gobierno para seguir cobrando su sustancioso sueldo, sino que, por aquello de la responsabilidad, están obligados a apoyarle para seguir con su maravillosa política económica.

Si tanto les asusta el Trump ¿por qué no echar a Rajoy aprovechando las contradicciones internas de PSOE? Hay votos bastantes, no para un gobierno de izquierdas, pero sí para un gobierno de personas y no de lobos. ¿No podrían ponerse de acuerdo las izquierdas varias y los nacionalistas solo para acabar con tanta locura?