¿Cómo decirte la alegría indecible de celebrar Su nacimiento? Esa comunicación ¡es posible! Vamos a intentarlo.

Él mismo nos lo recuerda en dos palabras: quitad eso de ahí, para entrar en mi Reino.

¡Quitad eso de ahí! Habéis convertido la fiesta de mi nacimiento en un motivo más de extravío y de vergüenza. Eso no es Navidad. ¿A qué viene adelantar las fechas con avidez de negocio, dando la espalda a la luz de Su enriquecedora pobreza? Qué contradicción y desvarío, cuando la celebración de Su nacimiento contribuye a descartarlo de nuestras vidas y sofocar todo eco de su voz en los últimos, Sus hermanos.  

El Niño que nace nos dice que no entraremos en Su Reino si no nos hacemos como niños. Él trae a hombros ese Reino. Nace para abrirnos sus puertas -para siempre abiertas con su Resurrección. Su opción por nosotros es buena noticia para todos. Noticia hecha carne de solidaridad cotidiana, de vida compartida con gente del montón. Su nacimiento es aurora de un Reino donde los últimos sean los primeros. Nace para colocarse entre los últimos y estar eternamente a su lado.

Navidad es aurora. Aún no ha llegado el día. Aún no es de día. Apenas una incipiente claridad en el horizonte, en medio de una noche hasta ahora sin límites, alargada y densa. Pero es necesario nombrar esos atisbos de claridad, por débiles que sean.

Felicitémonos por Su nacimiento y busquemos atentamente signos de Su alborada.

Un momento de la celebración de la Eucaristía el pasado domingo, durante el Encuentro de Adviento de la HOAC de Murcia

Sí, felices los que buscan su Reino y trabajan por él, lo sepan o no.

Felices nosotros si abrimos los brazos para acoger al que viene huyendo. Felices los que se ponen de parte de quien sufre injusticia o maltrato. Felices los que denuncian con su vida austera la codicia y voracidad que arruina nuestra tierra.

Felices los que respetan al diferente y comparten con él su dolor y su fiesta.

Felices los que luchan por una ciudad sin muros. Felices los que saben ser compañeros de trabajo y esperanzas.

Felices los que humanizan el mundo del dolor, del trabajo y de la lucha.

Felices los que defienden a las víctimas de la avaricia y de los engaños de los poderosos.

Fiesta de la luz. Porque Su nacimiento nos ha traído una luz que ya nunca se oscurecerá, capaz de iluminar a todo hombre que viene a este mundo. Nos da un motivo para levantarnos y seguir esperando cada día, hasta que brille el sol definitivo de un amor que sacie. Su venida inaugura un Reino donde los pequeños, los “inútiles”y los sufren son el centro y valen por sí mismos. Nos promete y ofrece a estrenar un mundo a la medida del ser humano, hijo de Dios.

Los pobres, y entre ellos, la primera, Su madre, se alegran de Su Nacimiento, con una alegría que nadie les podrá quitar.

Felices nosotros si encontramos esa alegría que sólo los pobres y los niños experimentan de verdad.

Por los que lloran
Por los que no saben llorar
Por los que sufren
Por los que no tienen nada
Por los que creen que tienen
Por mis hermanos
Por mis amigos
Por mis enemigos
Por los que creen
Por los que no creen
Por los que amo
Por los que odio
Por los de mi sangre
Por los que sangran.

Un abrazo fraternal estés donde estés. ¡FELIZ NAVIDAD!