Mariano González Mangada

Trabajador incansable, creyente heterodoxo, militante del pueblo

Mariano González nació en Madrigal (Guadalajara) el 30 de enero de 1939. Se crió en Madrid, en el barrio de La Prosperidad. Allí conoció a unos jóvenes jesuitas y por medio de ellos empezó como becario a estudiar Bachillerato en la “Apostólica” del colegio jesuítico de Areneros. Al terminar el Bachillerato entró en el noviciado de los jesuitas, en Aranjuez, en 1956. Tras cinco años de pruebas y estudios clásicos pasa al filosofado de Alcalá de Henares. Allí los superiores le destinaron para profesor de la Escuela Superior de Ingenieria (ICAI). Terminó la Filosofía y pasó a estudiar la carrera de Ingeniero Electromecánico (cinco años). Ya en los últimos años de carrera, al aire del Vaticano II, empieza a compartir con el grupo de jesuitas de Misión Obrera contradicciones y experiencias: los veranos trabaja de peón en las obras del Metro de Madrid y en la mina Brunita de La Unión (Murcia).

Esta tensión la vivía así en esos años: “Mañana cumplo 30 años y hay que aclararse. El ICAI es una mierda o mejor me parece una mierda como un piano. Es carero (5 veces la uni) y por eso discriminatorio. Como además se dice católico (?) pues la gente se llena la tripa con buena conciencia. Me repatea ser un ingeniero y trabajar en un piso alto, quieras que no. Me repugna la categoría de honrados sapos a que pertenezco. Anoche leí ‘La huelga de Bandas’, los ingenieros, pura mierda. Habrá excepciones, pero pura mierda.” y el 17 de octubre de 1969 deja su cuarto en los “tutelares muros” del ICAI y se va a vivir a un piso de estudiantes de Teología. Estudió dos años de Teología, a la vez que dirigía el laboratorio de Máquinas de fluido. Trabajaba seis horas además de las clases de Teología. Él se puso como salario el salario mínimo. De estos años es “Salmos de andar”, que reeditaría en Cartagena con este aviso: “Estos salmos los escribí cuando estudiaba para santo. (Después estudié para hombre. Ahora, gracias a Dios soy una mierda). Los he retocado un poco. Lo suficiente para no salir yo corriendo al leerlos. ¡Qué valiente es uno de más joven hablando de Dios… Ahora me da una vergüenza infinita. Y, después de decir y oir tantas tonterías sobre Dios, prefiero callar.”   “Quién te nos hizo noche? ¿Tan sin remedio noche? ¿Tan de noche?”.

El verano de 1970 subió a hacer sus “ejercicios espirituales” a una cueva en Los Siete Picos de la sierra del Guadarrama. Allí parío “Las profecías”.

Años más adelante, en vacaciones, se pasabla ocho días en una casa militar abandonada en un monte, junto al mar, en el monte de La Aguja. Él diría que necesitaba esa soledad prolongada porque se consideraba mitad trabajador, mitad ermitaño.

Y del Guadarrama a Cartagena, al tajo. Trabajará de peón de la construcción hasta que en 1975 la asamblea de la HOAC de Cartagena le pidió que se hiciera cargo de una librería popular, que los de HOAC-ZYX habían abierto en la ciudad. De su época de la construcción son los “Cantares del Peón”: “Ojalá que estos cantares -que corren de boca en boca- que vuelen de tajo en tajo como el aire”.

Supo lo que era la cárcel en el final de 1972, junto con los otros dos jesuitas obreros con los que convivía: Miguel Ángel e Isidoro. Allí escribió un canon -Misa de los presos- para la Eucaristía que celebraban los tres en la sacristía de la cárcel: “Te pedimos por los presos para que alcancen la libertad. Te pedimos para que desaparezcan pronto la injusticia, la opresión, la policía y las cárceles. Que la tristeza, cabreos, amarguras y ratos largos de nuestra vida sirvan para que la tierra sea llana, llegue pronto la igualdad de todos los hombres y la liberación de los pobres y explotados”.

El curso 1976-1977, dado que el cerco policial era amenazador, marcha a Madrid para colaborar en un trabajo colectivo dirigido por la Comisión General de la HOAC, y que él hará la redacción definitiva: “Análisis dialectico de la sociedad española”.

También redactó una nueva formulación de la Oración a Jesús Obrero de la HOAC y que seguimos utilizando los militantes de Cartagena.

Vuelta a Cartagena

Ya de nuevo en Cartagena escribió «Epigramas de librero” y “Trece canciones sencillas contra el desencanto”. Y fruto de una dolorosa experiencia personal: “Canciones desde el fondo de un pozo”. Y en los últimos años de su vida escribió “Fábulas de Entretiempo”, que firmará con su seudónimo “Cuervo Ingenuo”: herencia de la campaña AntiOtan de 1985 y en agradecimiento a un cantautor querido por él: Javier Krahe (Canción prohibida en la TVE del felipismo).

Mariano fue un militante de la HOAC lúcido, inteligente y heterodoxo. En el compromiso militante de sus últimos años destaca el acompañamiento a los Insumisos y su participación activísima en el Comité de Solidaridad con Euskal Herria: acogida a los familiares de los presos vascos y participación en las campañas de las elecciones al Parlamento Europeo por Herri Batasuna, marchas de Navidad a la cárcel de Herrera de la Mancha. La vigilancia policial aumentaría a su alrededor. Era peligroso oponerse vitalmente a la dispersión de los presos vascos, diseñada por el ministro “prosionista” Múgica. No deja de asombrar que en los cinco primeros años en su homenaje, que realizamos sus amigos y amigas donde arrojamos sus cenizas junto al mar del Portús, sufriéramos el control y los registros de los coches por parte de la Guardia Civil. Por eso diría un amigo que “éste era el mejor homenaje a Mariano, puesto que la Guardia Civil lo consideraba peligroso cinco años después de muerto”.

Mariano murió el 17 de Mayo de 1996, como producto de un cúmulo de irresponsabilidades médicas: No hay mayor perversidad que aplicar a las operaciones el concepto de “productividad” capitalista.

 

 Isidoro Galán Carretero